Sumario del día: En Androidealmando, teléfonos cada vez mas finos, mala tendencia. En Plus, vivimos en el país que nos merecermos, no hay mas. En cine, Magia a la luz de la luna de Woody Allen.
Hace unos días el ya ex presidente de la Diputación de León,
Marcos
Martínez, salía de la cárcel previo pago de una fianza que la
inmensa mayoría de los mortales no podrían abonar. La noticia no es que este
señor salga a la calle, vivimos en un estado de derecho y Marcos Martínez no
ha sido aún juzgado por lo que, si el juez lo considera conveniente, tiene todo
el derecho del mundo a pagar la fianza y volver a su casa. Pero, como digo, la
noticia no es que salga de prisión. Ni siquiera lo es que lo que primero que
haya dicho al salir es que es inocente porque en este país, en el que mentir
sale tan barato, no le decimos una verdad ni al médico por lo que sería toda
una sorpresa que un presunto chorizo asumiese que se lo llevó calentito.
Lo que sí es noticia es la manera en la que se le ha recibido puesto que
algunos de los habitantes del municipio del que ha sido Alcalde en los últimos
años le han preparado un homenaje en el que le han jaleado y aplaudido
mientras le daban muestras de su apoyo y afirmaban estar convencidos de su
inocencia. De verdad, me pinchan, y no sangro.
Este señor, que es el claro ejemplo del político que se agarra al puesto
cual garrapata, ha sido presidente de la Diputación de León únicamente
durante medio año pero ha sido alcalde de este municipio de la provincia de
León llamado Cuadros casi 25 años. En unos tiempos en los que a la gente de la
calle nos cuesta mantener un trabajo más
de un mes, Marcos Martínez ha tenido la gran suerte (por no decir
otra cosa) de poder disponer de un puesto público, pagado por todos, durante casi
un cuarto de siglo y, presuntamente, se ha servido de ese poder para aumentar
considerablemente su patrimonio personal. Y sin embargo, los habitantes de ese
lugar, los que le han puesto ahí y a los que presuntamente ha engañado, le
reciben como si fuera un héroe ¿pero esto qué es?
Vamos a partir de la base de que tenemos algo llamado “presunción de
inocencia” y que Marcos Martínez aún no ha sido juzgado por lo que no es
un delincuente, por ahora sólo es un presunto delincuente. Pero sólo hay que
echarle un vistazo a los datos que tenemos sobre el transcurso de la operación
en la que fue detenido este señor, la Operación Púnica, para darnos cuenta
de que esta operación está muy bien fundamentada y preparada. Vivimos en un
país en el que la ley es igual para todos y, sin embargo, todos sabemos que
cuando hay que meter mano a las élites gobernantes del país, muchos jueces se
lo piensan dos veces, por lo que si el juez Eloy Velasco decretó
prisión incondicional sin posibilidad de fianza para Marcos Martínez
es porque tenía unas pruebas muy evidentes de sus presuntas actividades
delictivas. Reitero que todo eso habrá que verlo en un juzgado y que a lo mejor
acaba siendo declarado inocente pero yo tengo clarísimo que cuando a una
persona de la importancia política de Marcos Martínez se le manda
a la cárcel con tanta premura es porque las pruebas están a la vista de
cualquiera.
Pero estamos en España, ese país en el que hay gente que está pidiendo
clemencia para una delincuente llamada Isabel
Pantoja (a esta sí que se lo podemos llamar, que lo ha dicho un juez) sólo
por el simple hecho de que es cantante y popular. Un país en el que a Ortega Cano se le aplaudía a la salida
de los juzgados en los que se le estaba juzgando por haber matado a un hombre
bajo los efectos del alcohol. Vivimos en un país de pandereta en el que la
culpa de que nos pase la mayoría de lo que nos pasa la tenemos nosotros porque
somos los que permitimos que esa gente llegue a lo más alto y luego los
endiosamos de tal manera que les hacemos creer que estar por encima del bien y
del mal. Nos merecemos lo que nos pasa porque no es normal que gente que no
tiene ningún tipo de vínculo personal con Marcos Martínez salga a la
calle a mostrarle su apoyo cuando la inmensa mayoría de los habitantes de la
provincia de León estamos abochornados y avergonzados desde el mismo día en
que este señor fue detenido.
Este tipo de gente, palmeros con mayúsculas, son los que tienen la culpa de
que individuos como el presunto delincuente Marcos Martínez se
crean con la impunidad suficiente para aprovecharse del cargo público que la ciudadanía
ha puesto en sus manos. Tanta culpa tiene el que comete un delito como el que
lo permite y por eso, hasta que la mentalidad de la gente de este país no
cambie, seguiremos viendo imágenes tan bochornosas como las vistas este fin de
semana en algunos puntos de la provincia de León. Tenemos lo que nos
merecemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario