Androidealmando Plus: Qué dura es la vida del cinéfilo de provincias

jueves, 8 de enero de 2015

Qué dura es la vida del cinéfilo de provincias





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Ser aficionado al cine y vivir en una ciudad pequeña son cosas casi incompatibles porque es muy sencillo que unas cuantas películas que quieres ver en pantalla grande no sean proyectadas en tu ciudad. En estos tiempos que corren, en los que la cultura se está convirtiendo en un lujo, aun es fácil ver como los fines de semana las salas de cine de las pequeñas ciudades se llenan ya que, prácticamente, es la única alternativa asequible de ocio cultural que tenemos en ellas y, sin embargo, los que vivimos en ciudades de provincias, semana a semana nos quedamos sin ver películas de esas que podríamos denominar “de renombre”.

No me voy a centrar en el por qué, entre otras cosas, porque lo desconozco, ya que en ningún momento estoy hablando de cine minoritario, independiente o de cinematografías especialmente exóticas ya que, en estos casos, queda claro que el motivo para que no se distribuyan masivamente es el económico. Estoy hablando de películas conocidas, dirigidas y/o protagonizadas por profesionales del cine apreciados y reconocibles por casi cualquier persona. Como digo, desconozco el motivo para que películas de estas características no lleguen a las salas de los cines de las ciudades más pequeñas pero lo que sí que tengo claro son las consecuencias de estas ausencias.

Hace diez años, cuando alguien quería ver una película y esa película no se estrenaba en los cines de la ciudad, no tenía más remedio que esperar unos cuantos meses a que la película estuviera disponible para su venta o alquiler. Hoy en día, todos sabemos dónde podemos encontrar esa película sin necesidad de esperar meses para verla: descargándola en Internet.

Sí, amigos, con la piratería hemos topado. Ni voy a justificarla ni voy a condenarla, sólo me voy a limitar a comentar que los modos de combatirla que más se estilan hoy en día no son los acertados. Y no son los más acertados porque está clarísimo que cerrar páginas de enlaces no vale de nada porque la gente sigue descargando. Y es que, a lo mejor, lo que había que hacer era determinar los motivos que llevan a la gente a descargar contenidos de manera ilegal en la red.

Dejando de lado la gente que se lo baja todo simplemente porque sí, que son los que no irían al cine ni aunque las entradas se pusieran a 1€, hay varios motivos por los que la gente se baja películas de Internet siendo uno muy importante aquel que tiene que ver con la mala distribución que los contenidos audiovisuales tienen en nuestro país. Ya no sólo es que muchas películas no lleguen a ser estrenadas en ciudades pequeñas, es que cada vez es más habitual que las películas nos lleguen con unos cuantos meses de retraso, de hecho, a veces se dan situaciones tan surrealistas como que puedas comprarte la película en el extranjero cuando ni siquiera ha llegado a los cines de España.

Las grandes distribuidoras dicen que la culpa de esta situación la tiene la piratería pero la realidad es que es esta situación la que fomenta la piratería porque quien tenga muchas ganas de ver una película y no pueda hacerlo de manera legal, va a recurrir a cualquier medio alternativo aunque sea ilegal. Y si las distribuidoras no lo quieren entender, que no lo entiendan pero está más que demostrado que estrenar una película con retraso no suele ser muy beneficioso para la taquilla.

Lo malo es que, mientras que unos u otros se animan a hacer las cosas de otra manera, los aficionados al cine que vivimos en ciudades pequeñas, nos seguiremos quedando con las ganas de ver películas que teníamos muchas ganas de ver. Yo entiendo que los cines no están para muchas bromas y tienen que ir a lo seguro trayendo películas o muy baratas o que vayan a reventar la taquilla, pero también hay que tener en cuenta que los gustos del público no tienen por qué ser siempre los mismos. Si al público sólo se le ofrecen productos de consumo de baja calidad, esos son los que van a demandar. Sin embargo, si al público se la da la oportunidad de conocer otros productos con más calidad, seguramente acabe apreciándolos de igual manera y, en el futuro, los demandará. Así que señores gerifaltes del mundo del cine, apiádense de los cinéfilos de provincias, que también queremos ver buen cine.

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